jueves, 10 de mayo de 2012

LA CALIDAD EDUCATIVA BAJO EL ENFOQUE ECOLÓGICO


LA CALIDAD EDUCATIVA BAJO EL ENFOQUE ECOLÓGICO
AUTORES:
 García Sandra
Gómez Jesús
Luna Luís
Manrique Mary luz
Zambrano Marlín

En las últimas décadas, un conjunto de aportaciones en el ámbito de la Psicología han insistido en el hecho de que el desarrollo humano no puede entenderse al margen de la cultura en que se produce, esta realidad ha sido sustentada entre otros estudios de Urie Bronfenbrenner, psicólogo estadounidense que abrió la teoría ecológica sobre el desarrollo y el cambio de conducta en el individuo a través de su teoría de sistemas – ambiente que influye en el sujeto y en su cambio de desarrollo. 
Este enfoque ecológico, sustentado por Bronfenbrenner, intentó comprender el comportamiento definiéndolo como la resultante de un intercambio mutuo y recíproco entre el organismo y el medio. Según esta teoría las personas tienen un rol, desarrollan actividades y tienen interacciones. Una característica importante del nivel más inmediato en el que se desarrolla el individuo es que influyen más sobre los participantes cuantos más lazos afectivos haya entre ellos. Por ejemplo, en una escuela o institución educativa donde se promueva la educación para la salud es fundamental que haya una interacción entre los estudiantes, los profesores, los padres de familia y otros actores educativos con la finalidad de maximizar los aprendizajes que se promuevan.
En efecto, los postulados de Bronfenbrenner están basados en cómo está estructurado el ambiente o contexto: Microsistema, el Mesosistema, el Exosistema y el Macrosistema, que de manera interrelacionada interactúan con la finalidad de lograr los objetivos educativos en un determinado contexto social. Este dinamismo se representa con la siguiente figura:

FIGURA 1 Ecosistema educativo. Fuente: Revista Iberoamericana de Educación (ISSN: 1681-5653)

Tal como lo expresa la figura anterior, el microsistema, en el ecosistema educativo, se refiere al entorno inmediato de cada individuo y se lo considera como la interrelación de dos contextos simples. Comprende un entorno físico, emocional y de interrelaciones que se dan entre las personas (familia, escuela, grupos de padres), así como un patrón de actividades, roles y relaciones interpersonales, que la persona en desarrollo experimenta en un entorno determinado, con características físicas y materiales particulares. El Mesosistema, amplía las interrelaciones de contextos admitiendo más de dos entornos interrelacionados en los que la persona vive y participa. Está conformado por los otros entornos inmediatos donde la persona interactúa (relación familia-trabajo-grupo social).
A esto se adiciona, el exosistema referido a los diferentes entornos que influencian sobre la escuela y en los que el estudiante no participa directamente pero de los que recibe su influencia, donde se exalta la política educativa local, al trabajo en el cual su familia participa activamente, la influencia de los medios de comunicación local, la organización de la comunidad, entre otros.
Asimismo, el macrosistema, en el ecosistema educativo, está conformado por los factores tecnológicos y de comunicación, factores filosóficos, religiosos y éticos, factores psicológicos, sociales y familiares, factores culturales y estilos de vida, factores políticos, económicos y laborales, que actúan a nivel macro, a nivel país. Se refiere a las correspondencias, en forma y contenido, de los sistemas de menor orden micro, meso, ecosistemas, que existen o podría existir al nivel de la subcultura o de la cultura en su totalidad, junto con cualquier sistema de creencias o ideología que sustente esta correspondencia.
Sólo desde una perspectiva de reflexión permanente y de innovación se puede conseguir una educación de calidad, que responda a las necesidades y demandas del alumnado. Innovar es responder a las necesidades de una sociedad en permanente cambio cultural, científico, tecnológico, etc., lo que exige a la escuela formar a sus alumnos para el futuro.  Por otro lado, conviene recordar que calidad no es un concepto estático, es una característica de las cosas que indica perfeccionamiento, mejora, logro de metas. Calidad no es igual a perfección. Ninguna acción humana y por lo tanto, ningún sistema educativo puede ser perfecto, pero sí puede y debe aspirar a mejorar.
En efecto hablar del sistema educativo de calidad, implica referirnos  a aquél que ha alcanzado estándares superiores de desarrollo, en lo filosófico, científico, metodológico o en lo humano, de allí que la escuela debe ser interpretada como un ecosistema social humano, ya que expresa en realidad un complejo entramado de elementos constituido por población, ambiente, interrelaciones y la tecnología, además de relaciones organizativas que la configuran y la determinan como tal. Es decir, ver a la institución educativa en toda su complejidad, considerando todos los factores que intervienen en su interacción entre sí y en su relación con el contexto en el cual se encuentra inmersa.
De esta manera, el aula de clase se convierte en un espacio en el que los participantes construyen el significado en muchas situaciones (pautas de conducta, modos de pensamiento, actitudes) las cuales están en continua revisión y renegociación. El modelo educativo se corresponde con una enseñanza participativa e interactiva, ya que se centra en lo que ocurre en la cotidianidad. De esta manera se favorece el aprendizaje significativo a partir de las experiencias y vivencias de los alumnos en sus contextos naturales y sociales.
En consecuencia, el enfoque de la teoría ecológica induce a mirar más allá de lo evidente, a situar las acciones humanas en su contexto histórico, y a examinar las condiciones que llevan a la producción de conocimientos.  Sólo desde una óptica que presuponga lo dicho como sustrato de las producciones humanas podemos interrogar el significado de las palabras y las representaciones de la realidad. Desde otra mirada resulta difícil cuestionar el concepto calidad en su aplicación al ámbito educativo.
Lo antes planteado, encamina el modelo ecológico  a la consecución de la calidad educativa comprometiendo de uno u otro modo y en mayor o menor medida a todos los que hacen vida activa e inactiva dentro del proceso educativo, concatenados con la responsabilidad de poner los medios y crear las condiciones necesarias para que los docentes puedan efectivamente mejorar la calidad de la educación que ofrecen a sus alumnos, a su vez, a los padres, que tienen el derecho y el deber a contribuir a la educación de sus hijos y la responsabilidad de mejorar con su participación el funcionamiento de los centros educativos; a la sociedad, a la que corresponde prestar una atención, una valoración y un apoyo a las cuestiones educativas acordes con las aspiraciones y expectativas que deposita en la educación de las sucesivas generaciones que se incorporan a ella.




BIBLIOGRAFÍA

BARBERO MARTÍN, Jesús (2003): “Saberes hoy: diseminaciones competencias y transversalidades”. En: Revista Ibe-roamericana de Educación, n.º 32, pp. 17-34, Madrid.

BLOOM, B; J, THOMAS y G, Madaus (1982). Evaluación del Aprendizaje. Argentina. Troquel.

BRONFENBRENNER, Urie (1987): La ecología del desarrollo humano. Buenos Aires: Ediciones Paidós.

 IIPE-UNESCO Buenos Aires (2007): Escuelas por el cambio: un aporte para la gestión escolar. Buenos Aires: IIPE.

TESSIER, Réjean (1994): “Dimensiones ecológicas de la familia: la situación social de los niños”. En: Rev. PUCP, XII, N.º 1, pp. 24-32. Lima: Fondo Editorial de la Pontificia Universidad Católica del Perú.


No hay comentarios:

Publicar un comentario