LA
CALIDAD EDUCATIVA BAJO EL ENFOQUE ECOLÓGICO
AUTORES:
García Sandra
Gómez Jesús
Luna Luís
Manrique Mary luz
Zambrano Marlín
En las últimas décadas, un
conjunto de aportaciones en el ámbito de la Psicología han insistido en el
hecho de que el desarrollo humano no puede entenderse al margen de la cultura
en que se produce, esta realidad ha sido sustentada entre otros estudios de Urie
Bronfenbrenner, psicólogo estadounidense que abrió la teoría ecológica sobre el
desarrollo y el cambio de conducta en el individuo a través de su teoría de
sistemas – ambiente que influye en el sujeto y en su cambio de desarrollo.
Este enfoque ecológico, sustentado
por Bronfenbrenner, intentó comprender el comportamiento definiéndolo como la
resultante de un intercambio mutuo y recíproco entre el organismo y el medio. Según
esta teoría las personas tienen un rol, desarrollan actividades y tienen interacciones.
Una característica importante del nivel más inmediato en el que se desarrolla
el individuo es que influyen más sobre los participantes cuantos más lazos
afectivos haya entre ellos. Por ejemplo, en una escuela o institución educativa
donde se promueva la educación para la salud es fundamental que haya una
interacción entre los estudiantes, los profesores, los padres de familia y
otros actores educativos con la finalidad de maximizar los aprendizajes que se
promuevan.
En efecto, los postulados de
Bronfenbrenner están basados en cómo está estructurado el ambiente o contexto:
Microsistema, el Mesosistema, el Exosistema y el Macrosistema, que de manera
interrelacionada interactúan con la finalidad de lograr los objetivos
educativos en un determinado contexto social. Este dinamismo se representa con la
siguiente figura:
FIGURA 1 Ecosistema educativo. Fuente:
Revista Iberoamericana de Educación (ISSN: 1681-5653)
Tal como lo expresa la
figura anterior, el microsistema, en el ecosistema educativo, se refiere al
entorno inmediato de cada individuo y se lo considera como la interrelación de
dos contextos simples. Comprende un entorno físico, emocional y de
interrelaciones que se dan entre las personas (familia, escuela, grupos de
padres), así como un patrón de actividades, roles y relaciones interpersonales,
que la persona en desarrollo experimenta en un entorno determinado, con
características físicas y materiales particulares. El Mesosistema, amplía las
interrelaciones de contextos admitiendo más de dos entornos interrelacionados
en los que la persona vive y participa. Está conformado por los otros entornos
inmediatos donde la persona interactúa (relación
familia-trabajo-grupo social).
A esto se adiciona, el exosistema
referido a los diferentes entornos que influencian sobre la escuela y en los
que el estudiante no participa directamente pero de los que recibe su
influencia, donde se exalta la política educativa local, al trabajo en el cual
su familia participa activamente, la influencia de los medios de comunicación
local, la organización de la comunidad, entre otros.
Asimismo, el macrosistema,
en el ecosistema educativo, está conformado por los factores tecnológicos y de
comunicación, factores filosóficos, religiosos y éticos, factores psicológicos,
sociales y familiares, factores culturales y estilos de vida, factores
políticos, económicos y laborales, que actúan a nivel macro, a nivel país. Se
refiere a las correspondencias, en forma y contenido, de los sistemas de menor
orden micro, meso, ecosistemas, que existen o podría existir al nivel de la
subcultura o de la cultura en su totalidad, junto con cualquier sistema de
creencias o ideología que sustente esta correspondencia.
Sólo desde una perspectiva
de reflexión permanente y de innovación se puede conseguir una educación de
calidad, que responda a las necesidades y demandas del alumnado. Innovar es
responder a las necesidades de una sociedad en permanente cambio cultural,
científico, tecnológico, etc., lo que exige a la escuela formar a sus alumnos
para el futuro. Por otro lado, conviene
recordar que calidad no es un concepto estático, es una característica de las
cosas que indica perfeccionamiento, mejora, logro de metas. Calidad no es igual
a perfección. Ninguna acción humana y por lo tanto, ningún sistema educativo
puede ser perfecto, pero sí puede y debe aspirar a mejorar.
En efecto hablar del sistema
educativo de calidad, implica referirnos a aquél que ha alcanzado estándares superiores
de desarrollo, en lo filosófico, científico, metodológico o en lo humano, de
allí que la escuela debe ser interpretada como un ecosistema social humano, ya
que expresa en realidad un complejo entramado de elementos constituido por
población, ambiente, interrelaciones y la tecnología, además de relaciones
organizativas que la configuran y la determinan como tal. Es decir, ver a la
institución educativa en toda su complejidad, considerando todos los factores
que intervienen en su interacción entre sí y en su relación con el contexto en
el cual se encuentra inmersa.
De esta manera, el aula de
clase se convierte en un espacio en el que los participantes construyen el
significado en muchas situaciones (pautas de conducta, modos de pensamiento,
actitudes) las cuales están en continua revisión y renegociación. El modelo
educativo se corresponde con una enseñanza participativa e interactiva, ya que
se centra en lo que ocurre en la cotidianidad. De esta manera se favorece el
aprendizaje significativo a partir de las experiencias y vivencias de los alumnos
en sus contextos naturales y sociales.
En consecuencia, el enfoque de
la teoría ecológica induce a mirar más allá de lo evidente, a situar las
acciones humanas en su contexto histórico, y a examinar las condiciones que
llevan a la producción de conocimientos.
Sólo desde una óptica que presuponga lo dicho como sustrato de las
producciones humanas podemos interrogar el significado de las palabras y las
representaciones de la realidad. Desde otra mirada resulta difícil cuestionar
el concepto calidad en su aplicación al ámbito educativo.
Lo antes
planteado, encamina el modelo ecológico a la consecución de la calidad educativa
comprometiendo de uno u otro modo y en mayor o menor medida a todos los que
hacen vida activa e inactiva dentro del proceso educativo, concatenados con la
responsabilidad de poner los medios y crear las condiciones necesarias para que
los docentes puedan efectivamente mejorar la calidad de la educación que
ofrecen a sus alumnos, a su vez, a los padres, que tienen el derecho y el deber
a contribuir a la educación de sus hijos y la responsabilidad de mejorar con su
participación el funcionamiento de los centros educativos; a la sociedad, a la
que corresponde prestar una atención, una valoración y un apoyo a las
cuestiones educativas acordes con las aspiraciones y expectativas que deposita
en la educación de las sucesivas generaciones que se incorporan a ella.
BIBLIOGRAFÍA
BARBERO MARTÍN, Jesús
(2003): “Saberes hoy: diseminaciones competencias y transversalidades”. En:
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del Aprendizaje. Argentina. Troquel.
BRONFENBRENNER, Urie
(1987): La ecología del desarrollo humano. Buenos Aires: Ediciones Paidós.
IIPE-UNESCO Buenos Aires (2007): Escuelas por
el cambio: un aporte para la gestión escolar. Buenos Aires: IIPE.
TESSIER, Réjean
(1994): “Dimensiones ecológicas de la familia: la situación social de los
niños”. En: Rev. PUCP, XII, N.º 1, pp. 24-32. Lima: Fondo Editorial de la
Pontificia Universidad Católica del Perú.
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